Two children reading books together

¿Vas a una sala de espera con tu niño pequeño? ¿O a un restaurante con tu bebé? ¡Vete preparado!

Valerie Holloway
Updated on May 15, 2024

¿Vas a una sala de espera con tu niño pequeño? ¿O a un restaurante con tu bebé? ¡Vete preparado!

Los expertos de Nuevo México ofrecen consejos y estrategias para una buena excursión con tu pequeño

Hay algunos lugares en este mundo que simplemente no están diseñados para los niños pequeños. Pero a veces hay que llevarlos a esos sitios de todos modos. Ya sea que estés yendo a una graduación o en espera en un aeropuerto, todas las familias tienen que entretener a veces a un niño(a) pequeño(a) quien preferiría estar haciendo otra cosa.

Afortunadamente, los expertos del Programa de Desarrollo Familiar de la Universidad de Nuevo México tienen algunos consejos basados en años de experiencia apoyando a familias, criando niños y pasando tiempo con familias en salas de espera. Sigue leyendo para enterarte sobre ciertos puntos importantes que aprendimos al platicar con Janelle García Cole y Sam Rodríguez.

Estar preparado
No importa si eres un león ficticio tramando usurpar el trono o un proveedor de cuidado preparándote para un día de viaje aéreo en familia, la preparación es clave. Empieza por traer las cosas adecuadas. Si lo único que llevas contigo es tu teléfono, probablemente terminarás entregándolo a tu niño(a) y esperando que no ordene 31 hamburguesas con queso sin querer. Pero si vas preparado(a) con bocadillos, crayones o un robusto libro, te habrás convertido en Mary Poppins con una bolsa mágica de sorpresas Tener los suministros que necesitas hará que la excursión sea más fácil para tu hijo(a), ¡y para ti también! "No tiene que ser algo caro o extravagante", dice Janelle. Solo acordarte de empacar cosas que ya tienes en casa puede hacer toda la diferencia.

También puedes hablar con tu hijo(a) sobre lo que les espera, para ir preparados mental y emocionalmente. Incluso si tu hijo(a) aún no habla, puedes decirles adónde van, tus expectativas sobre su comportamiento y cuánto tiempo esperas que dure. Esto ayuda a que tu hijo(a) se sienta más preparado(a) y te permitirá pensar realistamente en lo que te podría estresar y qué necesitarías para mantenerte tranquilo. Si te calma llevar tu tejido, un libro de crucigramas o tu spinner, ¡llévatelos contigo! Y si esperas que el día sea particularmente desafiante, averigua si es posible que te acompañe un segundo adulto, y así no tengas que hacerlo solo.

Establecer expectativas apropiadas
Los pediatras estiman que el promedio de niños pequeños tienen una capacidad de atención de 2-3 minutos por cada año de edad. Entonces, un niño promedio de dos años puede concentrarse en una tarea o tema por unos 4-6 minutos (esto no incluye pantallas, las cuales tienden a mantener su atención por más tiempo al principio, pero pueden acortar la atención a largo plazo). ¡Eso no es mucho tiempo! Es completamente normal que tu niño(a) pequeño(a) tenga dificultades para quedarse quieto(a), callado(a) o entretenido(a) en un sitio aburridor. En lugar de pensar en ello como un mal comportamiento, Janelle y Sam dicen que las familias pueden enfocarse en descubrir qué necesitan los niños para sentirse cómodos y conectados. Y recuerda que incluso con los mejores preparativos, a veces los niños gritan en los aviones. Porque los aviones son lugares miserables, y los niños lo saben. En vez de tratarlos con dureza o castigarlos, intenta ayudarlos a identificar lo que sucede y cómo tú les puedes ayudar.

Establece expectativas apropiadas para ti también. Los niños se dan cuenta cuando sus cuidadores están estresados, y mientras tú estés bien, a ellos les irá mejor. "Ten compasión con ti mismo(a) durante esos momentos", dice Janelle, señalando que quienes proveen cuidado suelen estar ocupados, cansados y bajo estrés. No siempre lo harás todo perfectamente, y es posible que no siempre tengas la energía para jugar "Veo, veo" en la sala de espera. Ahí es donde puede ser útil tu bolsa de Mary Poppins. Y si tienes un buen bocadillo allí guardado, incluso te podrías ganar unos cinco minutos de silencio.

Vayan afuera
No siempre puedes controlar tu entorno, pero a veces sí. Si tú y tu familia están discutiendo dónde tener su gran cena familiar, sugiere un restaurante con un área al aire libre donde tu hijo(a) pueda correr un poco mientras esperan la comida. O mejor aún, si estás planeando una reunión más informal, puedes sugerir un picnic en el parque en vez de un restaurante. Te divertirás más si no tienes que estar constantemente callando a tu hijo(a), y Nuevo México tiene un clima ideal para picnics durante todo el año. Incluso si el evento es bajo techo, puedes salir a pasear afuera con tu hijo(a) para tomar aire fresco y calmarlos a ambos dos.

Entregarse a las risitas
La preparación es buena y necesaria, pero ¿qué pasa si no pudiste prepararte? ¿Estás leyendo este blog desde una sala de espera médica, con nada más que tu teléfono y tu ingenio? No te preocupes. Tienes todo lo que necesitas, porque hay una parte de ti que sabe que tu hijo(a) es el ser humano más dulce y divertido que jamás haya existido. Apoyate en esa verdad. Haz algo cómico que te haga reír a tí o a tu hijo(a). Aún si no tienes ganas de reír al principio, simplemente el acto de reír te ayudará a soltar el estrés y los hará sentir más cercanos el uno al otro. (No intentes esta estrategia si estás en una graduación o funeral. En ese caso, dale a tu hijo un bocadillo y recuerda que incluso Beyoncé tiene que sostener los bocadillos de sus hijos en eventos públicos).

Ideas para todas las edades
Janelle y Sam compartieron actividades y materiales para niños pequeños en cada etapa de desarrollo:

  • Todas las edades: Trae lo que necesites para mantenerte a ti y a tu hijo(a) físicamente cómodos. Esto significa traer bocadillos (o biberones o suministros para amamantar), ropa cómoda para mantenerse abrigados o frescos, y si van a estar afuera, protector solar o un sombrero. Es mucho más difícil para los niños mantener la calma si tienen hambre o están físicamente incómodos.

  • Bebés: Trae objetos que puedan morder y/o masticar sin peligro. Esto puede incluir juguetes para la dentición, libros resistentes o juguetes blandos con los que puedan acurrucarse (y morder). Para mantenerlos entretenidos, puedes intentar cantar canciones o contarles cuentos, jugar juegos como el cucú (o “peek-a-boo”), o hacer sonidos interesantes (por ejemplo, haciendo sonar tus llaves).

  • Niños pequeños: Trae libros blandos o resistentes que puedan mirar juntos, y juguetes que sean interesantes al tacto, que puedan apretar o agitar. A los niños de esta edad les gusta verse en un espejo, y puedes hacer un "espejo crujiente" con un globo metalizado desinflado o una bolsa de papas fritas al revés. Los niños más grandes pueden cantar o hacer gestos con las manos mientras cantan canciones (por ejemplo, "La araña pequeñita"). Si hay espacio para moverse, usa el espacio a tu alrededor para darles desafíos como cruzar un piso de baldosas sin pisar las grietas o solo pisar baldosas de un cierto color.

  • Preescolares: A medida que los niños van creciendo, puedes dejar que ellos mismos elijan un juguete favorito o un libro para colorear para llevar a las excursiones. Esto les da un sentido de elección y control, y los involucra en la preparación para el resto del día. Estos niños tienen edad suficiente para un buen juego de "Veo, veo", o actividades como encontrar todos las formas circulares en su entorno. También puedes lograr mucho con una botella de agua plástica vacía. Llénala de agua y purpurina antes de salir de casa, y los niños quedarán fascinados con las chispas flotantes. Llénala de cuentas u objetos pequeños que los niños puedan organizar o sacar de la botella. De esta forma estarán practicando sus habilidades motoras finas, y tal vez incluso tendrás la oportunidad de mirar el menú.

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